Nací en Lahore, donde la poesía sufí me enseñó que el destino no se gana con suerte, sino con presencia. Transformé el bingo del supermercado en un ritual diario: cada número es un susurro, cada jugada, una danza silenciosa.

Como diseñador psicólogo, transformé el bingo de supermercado en una experiencia conductual. No se trata de suerte, sino del ritmo consciente: cada tirada es una elección, no un destino.

Transformé el bingo de supermercado en un ritual psicológico basado en la disciplina, no en la suerte. Inspirado en la caja de Skinner y valores culturales, enseño a jugar con intención, no con codicia.